Era cuestión de tiempo que ocurriera. Las prohibiciones que últimamente se están produciendo en algunas localidades sobre el uso del burka y del niqab en lugares públicos tarde o temprano producirían situaciones como la que hoy hemos escuchado en los medios: "Se impide a una mujer embarazada recibir asistencia médica por ir cubierta con el niqab y luego se le impide declarar por el mismo motivo (aunque ella no se niega a descubrirse ante la juez, solo ante el público)".
Hace unos años, cuando Francia empezó a prohibir este tipo de prendas, pensaba que era una actitud coherente, más tarde me fui dando cuenta que este tipo de medidas nada tiene que ver con los derechos que dice proteger. En una Carta al Director del periódico El País, una lectora dice, muy inteligentemente, que a estás mujeres las oprimimos por oprimidas. Nada más cierto.
No defiendo el burka ¿cómo lo iba a defender? sé que este tema es polémico y provoca todo tipo de opiniones, pero cuántos de los más firmes defensores de la prohibición no tiene el más mínimo conocimiento sobre el tema y reducen a una misma cosa religiones, lugares geográficos y civilizaciones. Cuántos se indignarían si a su entrañable bisabuela de su pueblo natal la hubieran discriminado por llevar pañuelo en la cabeza. Reconozcamos al menos nuestra absoluta ignorancia sobre el mundo islámico.
Os recomiendo el libro de Nazanín Amirian y Martha Zein "El islam sin velo"
" El libro devela hasta que punto estos asuntos están sembrados de prejuicios y ofrece la posibilidad de sustituirlos por datos y explicaciones que en más de una ocasión generarán perplejidad o sorpresa. Así en estas páginas, la presunta "unidad" del mundo musulmán se deshace ante la diversidad de sus integrantes que, para empezar, ni tan siquiera se reconocen como parte de esta denominación.
Editorial Bronce
Por cierto, la foto es de la cubierta del libro y me parece preciosa.
Foto: Hasan Sarbakhahian
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